Claus-Steffen Mahnkopf: Hommage à Daniel Libeskind

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Artikelnummer: NEOS 11616 Kategorie:
Veröffentlicht am: September 15, 2016

Programm:

[01] Hommage à Daniel Libeskind, Vol. I for six players (2002) 15:10

[02] Hommage à Daniel Libeskind, Vol. II for six players (2010/2011) 22:07

[03] Hommage à Daniel Libeskind, Vol. III for six players (2010–2012) 17:25

total playing time: 54:57

Ensemble SurPlus
Martina Roth, flutes
Christian Kemper, oboe & cor anglais
Nicola Mioranda, clarinet & bass clarinet
Stefan Häussler, violin
Bodo Friedrich, viola
Beverley Ellis, violoncello
Peter Veale, conductor

 

World Premiere Recordings

Pressestimmen:

07 / 2017

 


 

“Die sechste Ausgabe der Mahnkopf-Edition bei Neos ist ein hochwertiges Produkt der engen künstlerischen Zusammenarbeit zwischen dem Ensemble SurPlus und dem Komponisten Claus-Steffen Mahnkopf.”

Lesen Sie hier den Artikel von Jasemin Khaleli vom 8.4.2017!

 

 

04/2017

“Im Jahr 2000 ließ sich Claus-Steffen Mahnkopf von den noch leeren Räumen des jüdischen Museums in Berlin anregen. (…) Im Umkehrschluss erträumte er Stücke als “Hommage à Daniel Libeskind”. Analog zur Architektur von Libeskind entwarf er zersplitterte und doch äußerst formbewusste Miniaturen. (…)” (Tilman Urbach)


Paco Yáñez schrieb am 26.2.2018:

La última ocasión en la que el compositor alemán Claus-Steffen Mahnkopf (Mannheim, 1962) visitó nuestra sección discográfica, lo hizo por medio de deconstructing accordion (2000-01/2008), partitura para acordeón solo interpretada entonces por Luka Juhart dentro de un muy notable monográfico para dicho instrumento publicado en el sello NEOS (11407) por el inquieto acordeonista esloveno. Ya entonces destacamos la apuesta de Mahnkopf por la complejidad como forma y pensamiento, en deconstructing accordion en una clave netamente teatral adentrada en la idea y el proceso de deconstrucción de una lógica sonora, algo que se enraíza no sólo en lo más avanzado del estructuralismo musical (como discípulo aventajado de Brian Ferneyhough que Mahnkopf es), sino en un sesudo análisis filosófico siempre presente en un compositor que, además de doctor en Filosofía, fue alumno de pensadores tan trascendentes como su compatriota Jürgen Habermas…

…el sexto volumen de la Mahnkopf Edition en el sello NEOS se adentra de lleno, precisamente, en los procesos de construcción y deconstrucción a través de la búsqueda de ángulos y formas que desafíen la gravedad y el pensamiento establecido: tales son las estructuras del arquitecto norteamericano de origen polaco Daniel Libeskind, a quien Claus-Steffen Mahnkopf dedica las tres piezas que integran este volumen camerístico a cargo de una de las agrupaciones que mejor conoce su música, el también alemán Ensemble SurPlus. En las tres partituras que conforman Hommage à Daniel Libeskind (2002-12) prolonga Mahnkopf sus dedicatorias musicales, algunas de las cuales ya habían sido recogidas en volúmenes previos de su edición en NEOS (con reconocimientos a compositores como György Kurtág, a intérpretes como Glenn Gould, o a escritores como Thomas Pynchon). Si Libeskind dejó en su momento la carrera de músico (el norteamericano era un virtuoso del acordeón) por la arquitectura; Mahnkopf parece querer devolver al arquitecto algo de la música inherente a sus volumetrías por medio de esta serie de tres partituras que surgieron tras el deslumbramiento que el compositor experimentó al contemplar en el año 2000 el Museo Judío de Berlín, todavía vacío antes de su apertura en 2001: pura arquitectura y forma, aún no habitada por las  exposiciones que desde entonces albergaría.

Las proporciones asimétricas, las paredes diagonales, los planos inclinados y todo el lenguaje formal que caracteriza a Daniel Libeskind (como señala el propio Mahnkopf en sus notas, en una estética cercana a la de Zaha Hadid, rehuyendo el angulo de 90º y el clasicismo), están detrás ya de la primera pieza del ciclo, Hommage à Daniel Libeskind, Vol. I (2002), partitura compuesta por las primeras 17 miniaturas de un total de 63 en el conjunto del tríptico: resultado de todas las posibles combinaciones instrumentales a las que da lugar una plantilla de seis músicos como la que Mahnkopf utiliza en las tres partes de este homenaje. El hecho de que los tres volúmenes en los que se divide Hommage à Daniel Libeskind puedan ser ejecutados de forma separada o continua, así como -especialmente- superpuestas sus respectivas miniaturas, hace imposible la dirección musical de las piezas; al menos, de un modo al uso, con un solo director, pues varios volúmenes arquitectónico-musicales se concentran en cada compás con diversas métricas solapadas. Entre sus sonoridades, las hay más cercanas al ruido o a una estructuración de naturaleza (dice su autor) sinfónica articulada en alturas, en registros graves o agudos extremos, rítmicas o lineales, introvertidas o expansivas, así como solistas o en diversas agrupaciones instrumentales. Todo ello genera proporciones y perspectivas múltiples, además de ese aristado zigzag que caracteriza al museo berlinés. En la primera pieza, la base de este sexteto nacido desde un canto de viola sola la componen notas sostenidas en el tiempo: planos arquitectónicos aún vacíos del edificio sin expresión ni cambios paramétricos, siendo las permutaciones de altura por ruido las que abren estéticamente la partitura, modificándola, así como los diferentes órdenes secuenciales en los que se dispongan sus 17 miniaturas.

Hommage à Daniel Libeskind, Vol. II (2010-11) lo forman un total de 25 miniaturas, destacando entre ellas una de las más largas: un solo para violonchelo que se expande en su centro hasta los 12 minutos de duración (de un total de 22:07 que alcanza la segunda parte del ciclo). Las restantes miniaturas se agrupan en torno a este solo, en ocasiones a modo de acordes resonantes: vacío de las salas museísticas antes de su ocupación (arquitectura ecoica que conforma el sentido conceptual de Hommage à Daniel Libeskind, con su inmersión en los espacios deshabitados). Por su parte, Hommage à Daniel Libeskind, Vol. III (2010-12) está compuesta por 21 miniaturas que nacen de un solo de violín que pronto se lanza a un continuo de formas ininterrumpidas, a modo de fluido, escalando no sólo la velocidad y la sucesión de miniaturas, sino su instrumentación: arquitectura progresivamente creciente. Tal y como nos indica el compositor en unas notas en las que detalla la construcción de cada parte del tríptico, a partir de la quincuagésimo quinta miniatura la viola desde la que había surgido el ciclo vuelve a ser dominante y a presentarse en cada sección, cerrándose el tercer volumen con un tutti del sexteto. Es el final de un paisaje sonoro dominado -como la pieza para acordeón- por la deconstrucción y la quietud de las formas arquitectónicas: aquí diseccionadas en múltiples planos sonoros.

Tal y como Claus-Steffen Mahnkopf especifica en sus notas, la grabación de este compacto a cargo del Ensemble SurPlus cuenta aquí con director, el oboísta neozelandés Peter Veale, algo que las interpretaciones en vivo de estas partituras no contemplan. El objetivo es registrar con la mayor precisión posible cada una de las miniaturas, de forma individualizada (algo que tampoco se realiza en concierto) para después editarlas conjuntamente (para lo cual es precisa la ejecución de cada fragmento con claqueta, a efectos de poder montar posteriormente cada miniatura en secuencias totalmente precisas según los planos de los enrevesados constructos métricos del compositor alemán). Es por ello que Mahnkopf define el compacto que hoy reseñamos como una «imagen ideal» de lo que debe ser la partitura; una imagen que él mismo reconoce imposible en vivo, por lo que huelga decir que la ejecución instrumental es fantástica, a pesar de la complejidad de cada una de estas piezas: componentes de una arquitectura que espejea la del propio Libeskind, aunque su plasmación sonora no deje de resultar un tanto fría.

El quinto volumen de la Mahnkopf Edition comparte con el sexto la presencia de Daniel Libeskind como una inspiración directa, pues su arquitectura vuelve a resonar (literalmente) en void – mal d’archive (2002-03), primera parte de un ciclo en progreso, void (2002-16…), al que se dedica íntegramente el segundo compacto que hoy reseñamos. Unifica a ambos lanzamientos, igualmente, la arquitectura del Museo Judío de Berlín, cuyos sonidos procesó Mahnkopf en el EXPERIMENTALSTUDIO des SWR para dar forma acústica a los vacíos de sus salas; a su vez, representación de una ausencia: la de los judíos europeos exterminados en el Holocausto (razón del título del ciclo: Vacío). El Holocausto judío y los desastres del siglo XX son dos de los temas que han centrado la atención de Mahnkopf como compositor -según él mismo nos relata en sus notas-, motivo por el que varias de sus más importantes partituras se centran en estas dos realidades, ya no tanto en representar el pasado, sino en las consecuencias históricas de éste: en el vacío que la destrucción ha dejado en el presente. Pero, además, la separación de Europa, la predominancia política, económica y militar de los Estados Unidos, las sucesivas escaladas bélicas en Oriente Medio…: conflictos que Mahnkopf no deja de analizar en su obra, como resultados y motivos de un mundo desestabilizado, sin armonía. A ello contrapone el compositor alemán, apoyándose en el concepto de «memoria cultural» del egiptólogo Jan Assmann, una red ética, filosófica, científica y cultural para alcanzar otro mundo posible…

…mientras tal escenario adviene (algo que cada día se antoja más utópico, en un mundo en el que, ¡quién lo diría a finales de los años ochenta!, se vuelven a esgrimir las armas nucleares por parte de los botarates de unas y otras potencias: o la estulticia al poder), void – mal d’archive avanza un paso más con respecto al ciclo Hommage à Daniel Libeskind. Si en aquel tríptico eran las salas vacías del Museo Judío las que inspiraban a Mahnkopf, como puro ejercicio de arquitectura deconstruida, aquí el compositor se adentra, ya en el año 2002, en sus exposiciones para recoger sonidos que después trató en el EXPERIMENTALSTUDIO des SWR al modo de la música concreta, aunque en la mezcla para ocho altavoces se cuelen ligeros apuntes de oboe compuestos específicamente para esta primera entrega del ciclo void. De entre las propuestas del museo berlinés en aquel 2002, Mahnkopf se centra en Fallen Leaves, desgarradora instalación del artista israelí Menashe Kadishman, con sus rostros metálicos caídos y apelmazados por los suelos con un grito de horror congelado en sus bocas. La otra referencia, de orden conceptual, es Jacques Derrida, cuyo libro Mal d’archive (1995) confiere un sustrato filosófico referido a los lapsos de la memoria y a sus estragos. Disparos, sonidos de piedras, procesos de construcción y presencias de la naturaleza conforman una pieza de música concreta desasosegante, muy en línea con la actual sonología en el sentido de crear un mapa acústico, ya no sólo del espacio museístico, sino de lo que parece una sociedad plagada de violencia, en la que bajo cualquier proceso de construcción se agazapa sordamente el advenimiento de su ruina.

Con las dos siguientes partituras orquestales alcanzamos los puntos artísticamente más altos de estos dos compactos. La primera de ellas es humanized void (2003-07), página en la que el vacío sobre el que reflexiona Mahnkopf es el dejado por Alban Berg entre los pentagramas de su inacabada sinfonía atonal, cuyos esbozos sirven de partida para esta gran pieza de más de media hora de duración, tendiendo -en palabras del compositor- un puente entre ambos momentos históricos. De aquellas páginas con casi un siglo de vida intenta rescatar Mahnkopf algo de su expresividad y emoción, que dice tuvieron su último gran representante histórico en Berg (afirmación, en todo caso, más que discutible); de ahí, la fuerza de una obra en la que chocan estilos armónicos y ruidistas del pasado y del presente, creando una tensión explosiva que nos remitirá a la opulencia y riqueza sonora bergiana, cuya impronta es tal, que esta partitura casi podríamos rebautizarla como humanized voidzzeck. Soberbia lectura, la de esta hibridación bergiano-mahnkopfiana, a cargo de una rutilante Symphonieorchester des Bayerischen Rundfunks que con Roland Kluttig explota especialmente los pasajes con grandes desarrollos, haciéndolos dignos herederos del compositor vienés por su densidad y lirismo entreverado de una carga dramática por momentos asfixiante.

Más concentrada resulta, en sus apenas diez minutos de duración, void – kol ischa asirit (2010-12). Si en humanized void en ocasiones la tensión decaía al desaparecer los más poderosos constructos orquestales (en los compases que el compositor define como acordes de vacío en las cuerdas), lastrando la musicalidad de la partitura como conjunto, en kol ischa asirit hay más plenitud e incertidumbre: la que corresponde a una dramaturgia sonora que Mahnkopf quiere correlato del cruel sistema de elección de las víctimas en los campos de concentración nazis, con la selección de un reo entre cada diez prisioneros: verdadero diezmo vital que confiere, incluso, duración a una de las obras que el propio Mahnkopf dice más abstractas y concentradas en su catálogo. En ella, el mismo elemento musical se toca hasta cien veces, con una secuencia de diez impulsos y una excepción en la serie que conforma un aguerrido crescendo hasta un tutti en fortissimo. Mientras, de fondo escuchamos una textura armónica proyectada a través de altavoces, con eventos sonoros previos recogidos y tratados de forma que cobren nueva vida, casi la presencia fantasmal de una existencia ya desaparecida. Otra propuesta, por tanto, de hondo calado histórico, ético y reivindicativo; con más valor, si cabe, al provenir de una Alemania que sigue purgando los crímenes de su pasado, cuyo exorcismo llega a la música del siglo XXI haciendo buena aquella exhortación de Chesterton a conocer la historia para no repetir sus errores (que en el siglo XX fueron tantos; como lo son hoy en día, aunque más de guante blanco). Para dar cuenta de este atroz sistema de ejecución, Rupert Huber dirige a una estupenda Radio-Sinfonieorchester Stuttgart des SWR en la que diría propuesta artístico-interpretativo más convincente de los dos discos hoy reseñados.

Las tomas de sonido de ambos compactos son magníficas, de una transparencia y una espacialización impresionantes (aunque en void – mal d’archive el formato idóneo, dada su naturaleza electrónica multicanal, hubiese sido el SACD surround). La edición de los dos volúmenes discográficos es la habitual de NEOS: muy cuidada, con diversas fotografías, reveladores ejemplos de partituras, así como ensayos sobre cada una de las obras a cargo del propio Claus-Steffen Mahnkopf, compositor de enrevesadas estructuras sonoras y pensamientos musicales deconstruidos que esperamos sigan encontrando un espacio tan fidedigno y privilegiado en próximos volúmenes de su edición en el sello NEOS.

Link zum Originalartikel:

https://www.mundoclasico.com/articulo/30601/Deconstrucción-arquitectónica-histórica-y-existencial

 

 

 

 

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